¡ B A S T A !

El asunto es que en estas tres décadas, llevo más de tres décadas viendo tv. Desde que tengo uso de razón, creo que eso me pasó a temprana edad, ha habido un tv en mi hogar. Ya sabes que ahora tengo a mi Venerado Sony Wega.
Creo que más de tres décadas de experiencia televisiva me hacen una persona con autoridad para opinar del tema. No vamos a añadir que me he devorado un número importante de literatura en torno a lo visual y tal, para qué vamos a respingarnos.
Ya que he expuesto mis antecedentes personales para dar contexto a la interjección que da título a este post, procedo a repetirlo, esta vez viene reforzado visualmente:
¡ ¡ ¡ ¡ ¡ ¡ B A S T A ! ! ! ! ! ! !
Vamos, pregúntame: ¿pero basta de qué Petra?
Esta bien, ya que preguntas, te digo.
La cosa viene por el principio. El impacto de la tv, su discurso, se cuela en nuestras vidas del modo más sutil. De algún modo, toda aquella iniciativa que adquiere interés, pasa a ser expuesto por la pantalla televisiva adquiriendo el valor de lo que es, es decir, si alguien se compró una sandalia exótica en Tambuctú y después esa sandalia sale por tv, al final la mitad del país requiere de tener esa sandalia. No se hace negocio necesariamente, pues en Tambuctú se joden, porque de seguro en China la hacen más barata. Siempre salen ganando los chinos. Bueno, lo que acabo de decir es la lógica del sistema que vivimos, basado en el consumo, eso lo sabes.
Pues bien, como la tv debe sobrevivir, pone productos para que tú consumas y así nos retroalimentamos todos felices. Tú ves el comercial, compras el producto, y el dueño del producto paga para salir en tv, de modo que tú puedas seguir viéndola. Excelente círculo. No sé si vicioso o virtuoso, no me llega a tanto el juicio.
En ese contexto de felicidad, porque hay que añadir que todo lo que consumas te va a provocar una felicidad infinita, o sea, belleza, potencia sexual, salud eterna, en fin, tantas cosas que nos identifican. Hasta el momento el acuerdo va bien. Siempre sabemos que la idea es darnos creatividad para que consumir se nos haga más grato aún. Como si no supieran lo magnífico que se siente cuando llegas a casa con algo nuevo, los frescolines. Sin embargo, en el mismo aparatito que se financia con mi consumo tengo que ver otras cosas entre medio. Programas, shows, noticias, shows, el tiempo, shows, películas, shows.
Ya nos dijeron que la postmodernidad acarreaba el concepto de lo espectacular o sea, todo es espectacular, si no, no es. La tv se ha vuelto exclusivamente espectacular, de ahí que sobreviva tan bien.
Y llegó el concepto de telebasura, uh, que concepto bituminoso para mi Adorado Sony Wega.
Y todo es espectáculo. Evento único e irrepetible. Reiteradamente. Psicóticamente. El circo romano del siglo XXI.
Hasta que oigo decir: Oye, vi al tipo, cómo lo decapitaron los árabes, qué tremendo-,
-...¡¿Qué qué?!-,
-sí, por la tv...-.
Y ahí me tomo un segundo. Just a second. Para comprender que no todo está tan bien. Una cosa es la sobrexposición del morbo, la identificación nociva, las adolescentes locas por tetas de plástico, las noticias sensacionalistas que son mentira (y que me perdone el gremio periodístico al que adoro), los rátings desmesurados por ver lo que sabemos de sobras, o sea, que ya captamos que la cosa es como el ejemplo de los niños pequeñitos que adoran ver una y otra vez la misma peli. Pero, somos adultos.
Como adulta, de más de 30 años de experiencia televisiva, creo que me da lo mismo lo que saque o ponga la tv, pero que de repente se nos haga tema de sobremesa visual un hombre siendo degollado por otro hombre... Me siento, mínimo, de las cavernas.
No me interesa ese discurso que dice pero si es la realidad, es lo que hacen y cosas por el estilo. No señores, esa no es la realidad. Eso simplemente es un vídeo con la muerte arbitraria de un ser humano por otro ser humano. Eso atenta contra la humanidad, uno por el hecho, dos porque me decapitan cada vez que puedo llegar a verlo. La realidad es justamente lo que no vemos: compramos lo que dice la tv para que nos muestren lo indecible. No voy a cambiar el mundo porque no da para tanto, pero no puedo soportar ver que me obligan a sentirme miserable mientras trato de olvidarlo comprando en la liquidación de Almacenes Paris.
No señores. Basta. Hay que despertar.
No quiero apagar el tv, lo adoro. Quiero recibir mi parte del acuerdo: yo te compro, tú me entretienes.
Tétrada de Marshall McLuhan:
1. Cada tecnología extiende o amplifica algún órgano o facultad del usuario.
2. Dado que hay un equilibrio en la sensibilidad, cuando un área de la experiencia se intensifica o eleva otra queda disminuida o embotada.
3. Cada forma, llevada al limite de su potencial, invierte sus características.
4. Todo medio se trasciende a sí mismo y se convierte en algo distinto.
¿en qué te convertiste mi Venerado Sony Wega?
11 comentarios
jair -
Anónimo -
marypaz -
AM -
Tono -
En una terapia, en una agencia de encuentros?
Pronto: Sony Wega Petra Edition.
Joe el Misterioso -
Yo creo que prefiero Sony Corleone o Alan Vega...
petra -
Juan, la caja tonta es una maravilla, pero sucede eso de McLuhan, aquella fotografía con una oreja en que -ante la palabra "mensaje"- se leía "¿masaje?"..
cariños. P.
AM -
Y el tango del momento:
"A mí no me den consejos,
¡Denme plata, mucha plata!
Quiero derrochar la vida
gozando mi juventud.
A mí no me den consejos,
déjenme de esas macanas.
¡Qué me importa del mañana,
si hoy soy, con plata y salud,
más feliz que bataclana
que ha triunfado en su debut!"
Juan -
me ha parecido acertado tu análisis. Yo tengo también treinta y tantos años de experiencia televisiva en España (y temporadas fuera de sus fronteras) y la caja tonta anda siempre en lo mismo. Con todo, sigue siendo una ventana abierta al mundo. Sólo hay que saber cuándo abrirla. J.
petra -
Sabes, creo que De Kerckhove se halla en el paradigma de las "nuevas tecnologías", algo que no tiene el efecto masivo de la tv, es lo mismo un burro que un gran profesor dentro de la tv, sí, pero no es lo mismo cuando el burro pasa por un gran profesor. Tropolalia my friend, se altera todo cuando el sentido se traslada. Eso último fue too much.
Cuando vi al Eric el año del rey ñauca que vino a Chile, el muchacho de papá está en otra mirada, y me pareció que eso se debía a ese moralismo -q tú dices- del lúcido papi Marshall. No te olvides que así como el tango te persigue... a mí me seduce la estética y su ética... je. Qué pelmas somos.
Un abrazo. P.
AM -
Perdona el tono... McLuhan como católico que era y como moralista que debe haber sido le gustaba mucho la tele, lo dice su hijo espiritual Derrick De Kerckhove. Yo creo que a Marshall le faltó vivir un poquito más se habría hecho un festín con tanto espectáculo mediático... un massage se habría hecho el lolo