misterio # 2.112
Sentir la libertad. Sentirla. Vivirla. Sentir estar unido al cosmos, a la vida, al mundo, nace en uno y te da un bofetón por breves instantes en la vida. Como el amor, tal vez. Pareciera estás tan vivo entonces que todo cobra sentido.
Pienso que, curiosamente, libertad y soledad son compañeras inseparables, experiencias divinas quizás. No hablo de desolación, sino de la soledad que no te desconecta: aquella que te hace ver con distancia a tu propio ego haciendo cosas por ti. Esa soledad que nutre, que llena, la que en realidad te hace sentir todo menos que estás solo.
Tal vez eso nos una, no sólo a ti y a mí, sino a todos, somos eso tal vez, seres divinos libres. Pero elegimos y lo hacemos desde las vibraciones, desde las sincronías, las sintonías o los modelos mentales. Nuestra naturaleza es común, pero somos singulares siempre. Y decidimos. Siempre.
Yo sólo sé que deseo sembrar amor en mi pecho y que cuando es libre puede hacerlo. Y mi corazón es libre gracias a esos instantes, a estos instantes, a tus palabras, a tu voz, a tu piel, a tus besos, a tus caricias, a tu cuerpo, a tus ojos, a tus miedos, tus certezas, tus pensamientos, tu inteligencia y toda esa singularidad que admiro y cabe en ti.
Mi naturaleza ha persistido en su constante transformación. Hay un tiempo para todo. Este es un tiempo de mirarte a los ojos y decirte que creo debo respetar tus indecisiones, tu deseo, tu historia y que, aún respetando eso, no puedo dejar de decir que lo que he sentido, siento, es real. Y es así, lo sabes bien. Gracias a ti.
Pienso que, curiosamente, libertad y soledad son compañeras inseparables, experiencias divinas quizás. No hablo de desolación, sino de la soledad que no te desconecta: aquella que te hace ver con distancia a tu propio ego haciendo cosas por ti. Esa soledad que nutre, que llena, la que en realidad te hace sentir todo menos que estás solo.
Tal vez eso nos una, no sólo a ti y a mí, sino a todos, somos eso tal vez, seres divinos libres. Pero elegimos y lo hacemos desde las vibraciones, desde las sincronías, las sintonías o los modelos mentales. Nuestra naturaleza es común, pero somos singulares siempre. Y decidimos. Siempre.
Yo sólo sé que deseo sembrar amor en mi pecho y que cuando es libre puede hacerlo. Y mi corazón es libre gracias a esos instantes, a estos instantes, a tus palabras, a tu voz, a tu piel, a tus besos, a tus caricias, a tu cuerpo, a tus ojos, a tus miedos, tus certezas, tus pensamientos, tu inteligencia y toda esa singularidad que admiro y cabe en ti.
Mi naturaleza ha persistido en su constante transformación. Hay un tiempo para todo. Este es un tiempo de mirarte a los ojos y decirte que creo debo respetar tus indecisiones, tu deseo, tu historia y que, aún respetando eso, no puedo dejar de decir que lo que he sentido, siento, es real. Y es así, lo sabes bien. Gracias a ti.
3 comentarios
Roberto -
Todas tus líneas... Uf.
Vuelves a sorprenderme, otra vez.
Se agradece.
petra -
juan -
cuánta belleza y que conmovedor es eso de desear "sembrar amor en mi pecho". Todo ello y ese párrafo es de lo más hermoso que he leído hace tiempo. Y cómo oxigena. Gracias.
JV